lunes, 9 de noviembre de 2009

Mi confrontacion con la docencia

Con mi primer licenciatura terminada (enfermería y obstetricia) mi trabajo era del perfil profesional y en cuanto a docencia puedo decir que me gustaba dar platicas y explicar a las futuras mamas que debían hacer cuando naciera su bebe (datos que había obtenido de mis clases y de los libros porque experiencia no tenia) y así transcurrían mis días hasta que obtengo la beca CONACYT y me vengo a México, acá primero realice una especialidad en administración pero como ya había visto eso en mi carrera siempre que preguntaban quien quiere exponer yo me anotaba, además con eso evitaba trabajos escritos los cuales se me dificultaban por no tener computadora en la pensión donde vivía, y me gusto mucho mis compañeros me preguntaban , los hacia participar y me sentía bien.



Después en la maestría en administración igual comencé a sentir que la docencia era lo mío pero recién cuando estaba en el doctorado una compañera me dijo si quería dar clases a nivel maestría en la U del valle de México y como estaba buscando trabajo le dije que si.



Tuve mucho miedo mis alumnos eran mayores que yo con mucha experiencia laboral y eso hizo que comenzara a preparar y planificar mis clases con mucho esmero sobretodo por el miedo al ridículo o que pudiera dudar al tener que aclarar una duda esto fue hace mas de de 13 años hoy ya no tengo miedo solo el placer de compartir lo que se, de formar personas en la profesión y sobretodo para la vida.



Mis trabajos posteriores siempre fueron por ofrecimientos de mis propios alumnos y eso ha sido para mi el reconocimiento mas grande ya que el alumnos es nuestro mejor evaluador y si ellos me han invitado a trabajar es porque lo que les di les sirvió .



Cuando comencé en el nivel medio superior como docente si tuve muchos problemas el alumno no estaba motivado como el de maestría, necesitaba que yo lo motivara y eso hasta el día de hoy es lo que mas difícil me resulta.



Pienso que ser docente es como sembrar una semilla en cada alumno y tratar de dejar el terreno lo suficientemente bien preparado para que cuando ya no estemos frente a el pueda seguir haciendo crecer la plantita, por eso siento tanto orgullo de ser docente, formadora de personas y por lo tanto de sociedades mejores.



Pero no todo es color de rosa, también hay insatisfacciones cuando veo que al comenzar el semestre varios alumnos no regresaron a inscribirse y aunque se que hay múltiples razones para eso siempre me queda el gusanito de que pudiera haber hecho algo, sembrado algo en ese alumno para que pese a sus problemas familiares, laborales, económicos o el que haya sido que no le permitió regresar hubiese antepuesto una necesidad de superación académica.



Por eso quiero ser cada día mejor y en el aula, en el patio o en la cafetería poderle dar a los adolecentes esa palabra mágica que los impulse a querer seguirse superando y estar mejor preparados para afrontar el mundo.

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